AUDIO ALTO CENEPA 1995

martes, 25 de noviembre de 2014

MEMORIAS DEL VETERANO DE GUERRA MIGUEL PINEDA RAMÍREZ CAMPAÑA MILITAR ALTO CENEPA1995

El distrito de El Porvenir Pelejo, es uno de los 14 distritos de la provincia de San Martín, se encuentra en la margen derecha del río Huallaga, entrando desde Yurimaguas, a seis horas río arriba en deslizador o bote "peque peque", en este distrito permanecí como jefe de la Base Contrasubversivo desde el 5 de diciembre de 1994 hasta el 29 de enero de 1995.

En el año 1994, vivíamos la violencia política por la guerra contrasubversiva; en este distrito de escasa población había mucha pobreza, sus habitantes en su totalidad era gente muy humilde, para subsistir se dedicaban a la pequeña agricultura, ganadería y pesca. No contaban con servicio de energía eléctrica, no había red de agua, no tenía desagüe, no había canales de televisión, en la pequeña posta médica no había medicamentos ni médicos, pero si tenía un aeropuerto para las avionetas de los narcotraficantes a una hora de camino a pie. 

En las zonas de la selva, donde existe el narcotrafico las principales autoridades políticas están involucrados con los narcotraficantes y también son cómplices en todas las actividades ilícitas; ellos por su silencio son recompensados y los pobladores trabajaban para las firmas, las autoridades mandan limpiar la pista, otros cumplen la función de informante, otros trabajan como cargadores, en las noches para aterrizaje de las avionetas colocaban mecheros en la pista. En aquellos tiempos una de las misiones que teníamos era cuidar el aeropuerto para evitar el transporte de droga de las firmas peruanas y colombianas. 

En la Base Militar el único medio de comunicación que teníamos era el equipo de radio francés Thomson de alta frecuencia “HF/BLU” TRC 340 con gama de frecuencia comprendido de 1.5 MHz a 29.999 MHz, que funcionaba solamente media hora, pues se recalentaba uno de sus integrados de potencia y se apagaba automáticamente, era un aparato muy antiguo de transmisión y recepción en “Claro” cuya señal de irradiación se podía interceptar fácilmente, pero era el único medio que nos permitía estar en contacto con el Puesto de Comando Avanzado acantonado en el distrito de Rioja. La batería ALI 116 del equipo de radio todos los días se recargaba mediante el generador manual ALG 106, dicho generador también presentaba mucho desgaste en la base de la manivela por el uso constante. Por el motivo que expongo se ponía en funcionamiento solamente en las horas de reporte, es decir: en las mañanas de 08:00 a 08:30 horas, al medio día de 12:00 a 12:30 horas y en las noches de 20:00 hasta 20:30 horas. Ante total escasez de medios de información de fuente abierta, más allá de los límites del distrito permanecimos “sordos, mudos y ciegos”. En mi condición de Jefe de la Base Militar del distrito, todos los días permanecí despierto desde las 06:00 horas, hasta la 01:00 horas,19 horas de servicio ineterrumpido, luego procedía a descansar.

El 28 de enero de 1995, en la madrugada, soñé que el Perú se encontraba en guerra contra Ecuador, nuestras fuerzas habían invadido el territorio del vecino país del norte llegando hasta Quito, había sido una victoria fácil, rápidamente toda la resistencia del enemigo había sido arrasado por el avasallador accionar de los blindados y la Fuerza Aérea del Perú. Al despertarme de este sueño me puse a pensar, presumiendo que algo malo podría suceder en la Base Militar, en este tipo de zonas el peligro es constante sobre todo en las noches, pensé que la Base podría ser atacado por los grupos subversivos y/o narcotraficantes; por ende, procedí a levantarme para verificar el servicio y amanecí en alerta. Cuando apareció la luz del día, siendo las 06:00 horas, salí a dar unas vueltas por el pequeño puerto del distrito, encontrando a los dos centinelas del tercer turno que se encontraban sin novedad, los mismos que tenían la misión de controlar el paso de toda las embarcaciones en horas de la noche; cuando me aprestaba a retornar a la base me encontré con el señor gobernador del distrito, don Julio Navarro Vásquez, nos dimos el saludo respectivo, en ese momento el señor gobernador me dijo lo siguiente: “Ecuador ha invadido nuestro territorio, en estos momentos el Ejército está en pleno combate en la zona nororiental de la Cordillera del Cóndor en Amazonas”. En ese momento sonreí y le dije: "yo también he soñado que los blindados del Ejército y la Fuerza Aérea ya están en Quito", que raro ¿mis sueños se están cumpliendo?, ante mi respuesta el gobernador me dijo: “Bueno, si no me crees vamos a mi casa para escuchar la radio”. Caminamos aproximadamente 300 metros; llegando a un inmueble característico de la selva construido con madera con techo de hojas de plátanos, sacó un pequeño receptor que sintonizaba bien a una emisora ecuatoriana, efectivamente era cierto, el narrador hablaba de movilización total de las tropas y reservistas de Ecuador con destino a la línea de frontera con Perú, en ese momento escuchando la noticia me quedé pensando en mis sueños y también muy sorprendido por lo que nos sucedía a los peruanos, entre mí dije ¿guerra?; en seguida el gobernador me dijo: “ ¿Te das cuenta o no?”, además dijo:  “¿Qué, no te ha informado tu Comando desde Rioja?” le dije que no, que hasta el momento no sabía nada, quien además me dijo: “Ya verás que más tarde te avisará tu Comando para que te repliegues de inmediato”. Finalizado la conversación, rápidamente me retiré con destino a la Base Militar; llegando, inmediatamente reuní a todo el personal de tropa y les informé de los problemas con Ecuador.

Aquel día, siendo las 08:30 horas, desde el Puesto de Comando (PC) del distrito de Rioja se escuchaba la voz de siempre del Técnico de tercera Operador de Comunicaciones Barreto Veliz Hildebrando, conocido como el Técnico “Orlando”, quien a esa hora como siempre hacía el llamado de Red, pronunciando lo siguiente: “SQ, SQ, SQ, esta es Tigre”, “SQ, SQ, SQ, esta es tigre”, “SQ, SQ, SQ, esta es tigre” a lo que las estaciones comenzaron a contestar en orden establecido en la red de radio. Una vez coordinado el enlace en la Red Múltiple, el mismo Comandante Julio Chaparro Beraún se colocó en la cabina y comenzó a dar órdenes, cuando llegó mi turno, el señor Comandante me dijo lo siguiente: “Escúchame, en estos momentos confecciona detalladamente un acta de entrega del inmueble que ocupó la Base Contrasubversivo, el gobernador del distrito tiene la misión de recibirlo para su custodia, mañana a las 08:00 horas, te repliegas con todo tu personal y material con destino a Yurimaguas y quedas bajos las órdenes del Mayor Luís Enrique Velit Sánchez, con seudónimo “Wily, QSL”, le contesté dando el acuse de recibo correspondiente de QSL . Ignorando la realidad que vivía nuestro país, en la mañana del 29 de enero, siendo las 08:00 horas me embarqué con destino al distrito de Yurimaguas, a donde llegué siendo las 13.30 horas, lugar donde me enteré que, desde los primeros días del mes de enero de 1995, las operaciones militares se habían convertido en una de las principales noticias del Perú y del mundo. Transcurrían los días, en los periódicos comenzaron a publicarse nombres de los lugares como el Puesto de Vigilancia N° 1, el Puesto de Vigilancia N° 2, Cueva de los Yayos, La “Y”, Base Sur, Helipuerto Tormenta, Tiwinza, etc. En la Base Contrasubversivo del distrito de Yurimaguas se conformó la Compañía “C” del Batallón Contrasubversivo N° 28, integrado por el personal de las Bases Contrasubversivos del distrito de Pampa Hermosa, distrito de Pelejo y del mismo Yurimaguas.

El día domingo 5 de febrero se organizaron las patrullas y todos quedamos aprestados. El día lunes 06 de febrero 1995, siendo las 08:00 horas, las patrullas salieron de la Base Militar con destino al aeropuerto de Yurimaguas y siendo las 11:30 horas, partimos con destino a la base “El Valor” de Bagua, departamento de Amazonas a donde se llegó siendo las 13:00 horas aproximadamente, al mando del Mayor de infantería Luís Enrique Velit Sánchez.

El día miércoles 8 de febrero de 1995, antes del mediodía, desde la Base Militar de Ciro Alegría en Amazonas, comenzaron a trasladar en helicópteros MI 8 y MI 17 a todo el personal del batallón Contrasubversivo N° 28 de Rioja con destino al Puesto de Vigilancia N° 1, provincia de Condorcanqui. Por aquellos días, los pilotos de la Aviación del Ejército y de la FAP estaban muy intranquilos, los ecuatorianos nos habían derribado dos helicópteros, había mucho peligro en la ruta desde la base militar de Ciro Alegría al Puesto de Vigilancia N° 1 porque los ecuatorianos tenían emplazados muchas armas antiaéreas en las pendientes del sector Cóndor Mirador, desde este lugar se domina toda la cuenca del río Cenepa. Por todo lo mencionado, durante el traslado aéreo entre el personal a bordo hubo momentos de mucha tensión, el tirador de la ametralladora colocó la cinta con municiones y comenzó a disparar en ráfaga hacía la inmensidad del mando verde, manifestó lo siguiente: “estamos pasando cerca de la línea de frontera, esta zona es muy peligroso”, en esos momentos todos permanecimos en completo silencio, pienso que cada cual iba cavilando en el misil del enemigo que podría salir de algún rincón de las profundidades del inmenso manto verde; ante un misil, un helicóptero de transporte es presa fácil y la ametralladora no servía para nada, ¿qué podría hacer un tirador de ametralladora ante un misil?, hubo miedo y tensión en ese desplazamiento, gracias a Dios llegamos sin novedad al PV N° 1. Una tarde calurosa, siendo las 12:30 horas aproximadamente, las patrullas del Batallón Contrasubversivo N° 28 procedentes del distrito de Rioja, departamento de San Martín, llegaron al Puesto de Vigilancia Nº 1, que también es conocido como el Puesto de Vigilancia “Soldado Pastor”; ubicado en el sector oriental de la Cordillera del Cóndor, Provincia de Condorcanqui, Departamento de Amazonas

Las patrullas fueron trasladadas desde la Base Militar de Ciro Alegría, distrito de Nieva, Amazonas, en los helicópteros MI 8 y MI 17 del Ejército y de la FAP; llegando al Puesto de Vigilancia N° 1 el helicóptero que trasladó a mi patrulla no aterrizó, dada las circunstancias aproximadamente 50 segundos permaneció en el aire a baja altura y el personal a bordo comenzó a saltar, nosotros con la emoción de haber llegado a la ansiada Zona de Guerra procedimos a saltar rápidamente con nuestros equipajes, mochilas, municiones, granadas y armamentos; luego, inmediatamente subieron los heridos en combate y los enfermos; por ende, la nave nuevamente levantó vuelo con destino a la Base Militar de Ciro Alegría del departamento de Amazonas. El helicóptero nos dejó a todos en la llanura (pampa) a inmediaciones del campamento militar. De un momento a otro ya habíamos llegado a la Zona de Guerra, momentos en que junté a todo mi personal, luego procedimos el desplazamiento hacía la zona del campamento, al llegar observé descansando en aparente estado de calma al grueso del personal de diferentes batallones procedentes de la zona Costa, Sierra y Selva; una parte de la Tropa se encontraba en las orillas del Río Cenepa, algunos se bañaban y otros lavaban sus prendas. Los Oficiales, Técnicos y Suboficiales se mantenían agrupados escuchando emisoras ecuatorianas, en los Puesto de Comando Avanzado había personal de comunicaciones de escucha con los equipos de Radio Yaesu y Tadiran PRC2200 (S) en Rad Sil. En el cerro del lado Éste donde están los platanales, a media pendiente se encontraba ubicado un tirador de lanza cohetes Strella adquirido de la Ex unión Soviética en los años de 1970 y unos metros más arriba el tirador de la ametralladora antiaérea Punto 50.

El Puesto de Vigilancia Nº 1 conocido también como el Puesto de Vigilancia “Soldado Pastor” se encuentra en las inmediaciones del río Cenepa, está ubicado entre dos cerros de mediana elevación, es un lugar muy hermoso por el paisaje que presenta, sin embargo en este tipo de confrontaciones se convirtió como el punto de encuentro de miles de soldados procedente de diferentes partes del Perú, habían miles de soldados que ingresaban y salían desde la zona de Guerra, en este lugar se ubicó el Puesto de Comando Avanzado donde el Coronel de Infantería Roberto Chiabra León y su Estado Mayor dirigió las Operaciones Militares, a este lugar también llegaron muchos periodistas de la prensa nacional así como internacional, también el Presidente de la República y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas del Perú, el ingeniero Alberto Kenya Fujimori Fujimori y su comitiva, quienes se dieron el lujo de atravesar el Río Cenepa hasta llegar al sector conocido como la Cueva de los “Tayos”, donde hizó nuestro pabellón nacional, como señal de victoria de los soldados del Perú, todos estos acontecimientos está publicado en el vídeo “Operaciones Militares del Alto Cenepa 1995” vídeos recopilados por el suscrito.

En este lugar también pude ver a muchos compatriotas, conocidos con el apelativo de “yachis” hombres que aparentan tener contextura física frágil, pero son ser y no parecer, ellos bajaban y subían desde las zonas de Guerra como “pedro por su casa”, desde los tiempos ancestrales estos hombres dominan este tipo de terrenos y conocen el más íntimo secreto de la Selva; por ende, en muchos casos sirvieron como guía de patrullas, se desplazaron por las trochas transportando a la espalda cajas de municiones y granadas. En todas las guerras que el Perú se enfrentó a sus vecinos, desde el 9 de diciembre de 1824 a la fecha, siempre el “carne del cañón” han sido los hombres como los heroicos “Yachis” y la tropa cobriza de los andes y de los sectores más pobres de la zona costa, mientras el otro grupo social pudiente que en muchos casos dirige los destinos del Perú, brillan siempre por su ausencia.

El aparente estado de calma se terminó siendo las 15:00 horas, era una tarde muy caluroso con el cielo completamente despejado, a esa hora de sorpresa lentamente ingresaron por el sector del Puesto de Vigilancia Coangos (E) con dirección al Puesto de Vigilancia Nº 1 (P) tres (03) aviones de combate de la Fuerza Aérea de Ecuador, para mí fue increíble ver a las naves del enemigo en nuestro espacio aéreo, en ese momento la gente comenzó a gritar: ¨¡corran a los cerros!, ¡corran a los cerros!,¡corran a los cerros!¨…así fue, algunos corrieron hacía los cerros del lado Este, otros se escondieron debajo de los árboles,  otros se camuflaron en el mismo sitio bajo el techo de las casuchas; mientras ellos corrían yo me quedé parado en el centro del campamento, mirando fijamente el accionar de nuestros tiradores de cohetes y de la ametralladora punto 50, alguien desde el cerro desesperadamente me gritaba, diciendo: ¨escóndete concha de tu madre, escóndete concha de tu madre, por qué te expones de esa manera imbécil”, yo no le hice caso para nada, continué mirando a los aviones del enemigo, también mirada a nuestros tiradores. Cuando los aviones estaban casi sobre el Puesto de Vigilancia Nº 1 el tirador de cohetes Strella le lanzó el misil de manera tímida, además torpe, como el disparo salió defectuoso en vez de dirigirse a los aviones se fue directamente al cerro del otro lado, lado Oeste, donde explosionó; como falló el primer tirador, el tirador de la ametralladora punto 50 inmediatamente procedió a disparar, al final ambos tiradores fallaron, luego corrieron a un hueco que se encontraba en las inmediaciones del cerro, parte baja. Pienso que los pilotos ecuatorianos se dieron cuenta del accionar de nuestra débil e ineficaz defensa antiaérea, por ende, decidieron virar a la derecha para retornar lentamente por la misma ruta. Cuando pasó todo el susto y el peligro, el personal de Oficiales, Técnicos, Suboficiales y Tropa Servicio Militar Obligatorio comenzaron a salir desde sus escondites, luego muchos se agruparon y comentaban, diciendo lo siguiente: “Nos hemos salvado de un bombardeo” y otros decían “los monos son unos cojudos”; comentarios de este tipo escuché por todo lado.

Aquella tarde hubiera sido fatal para nosotros, si los pilotos ecuatorianos decidían y mostraban un poco de agallas para bombardear dicho Puesto de Vigilancia, esa tarde hubieran hecho una buena faena y la historia hubiera sido otra. Hasta ahora yo no llego a comprender que es lo que querían los pilotos ecuatorianos, teniendo toda la mesa servida no se la comieron, pues ante una agresiva incursión área nosotros no teníamos nada eficaz para defendernos. Los responsables directos de la defensa aérea a las justas presentaron a los viejos lanza cohetes Strella del año 1970 adquiridos en la Ex Unión Soviética, adquirido durante el gobierno Revolucionario del General Juan Velasco Alvarado, trasladados en su mayoría desde la Región Militar del Sur, si bien es cierto funcionaban, pero por el tiempo de antigüedad se encontraban en total obsolescencia técnica y nuestros tiradores también se encontraban desactualizados y no entrenados para actuar en este acontecimiento bélico, el personal de Técnicos y Suboficiales, que normalmente manejan este tipo de armas en su mayoría se encontraban indignados y comentaban diciendo “que no se encontraban actualizados ni entrenados”, ¿en estas situaciones a quien echarle la culpa?, a quien más pues, los únicos responsables del fracaso o el éxito en las guerras son los gobiernos de turno y la clase política, si los gobiernos de turno compran buenas armas y nos entrenaran como debe ser, estoy seguro que los soldados estaríamos a la altura de las circunstancias en cualquier misión, en cualquier contingencia de este tipo, el soldado peruano es capaz de todo, el valor y moral nos sobra, pero a veces por la traición de los gobernantes traidores hemos fracasado.

En las Operaciones Militares del Alto Cenepa 1995, Perú ni Ecuador no pudo mostrar la fuerza arrolladora de sus Fuerzas Armadas, la Fuerza Aérea del Perú no pudo bombardear ningún puesto de vigilancia del enemigo; los puestos ecuatorianos quedaron intactos para siempre, por ejemplo  el Puesto de Vigilancia Coangos (E), siempre permaneció con la bandera izada en lo más alto, en dicho puesto las tropas de Ecuador realizaban sus actividades con total normalidad, así mismo otros puestos de vigilancia, como el Puesto de Vigilancia Banderas, Cóndor Mirador, Teniente Ortiz, quedaron intactos; en este caso los estrategas peruanos fracasaron por completo, solamente con bombardear a uno de los principales puestos de vigilancia ecuatoriano hubiéramos obligado al invasor a rendirse por completo, pero no se pudo, no sé si hubo miedo del gobierno de Alberto Kenya Fujimori Fujimori, o simplemente la FAP no fue capaz de romper la defensa antiaérea ecuatoriano y cuando lo intentaron sucumbieron los viejos bombarderos Camberra y los obsoletos cazabombarderos Sukoi Su 22, en total perdimos 9 naves entre aviones y helicópteros.

La Fuerza Aérea del Ecuador entró y salió del espacio aéreo del Perú como “Pedro por su casa” sin embargo esa superioridad aérea no lo hicieron efectivo, bombardearon algunas zonas sin causar ningún daño, de esta manera también los Puestos de Vigilancia peruano quedaron intactos, en especial el Puesto de Vigilancia Nº 1, donde se encontraba el Puesto de Comando Avanzado de todas las operaciones por lapso de dos meses aproximadamente.

El sábado 11 de febrero de 1995, amanecimos en el sector La “Y”, sentados al pie de inmensos árboles apreciamos en la falda de los cerros la neblina que permanecía abrazado con la densa vegetación, había mucha humedad. Sin rancho, sin provisiones, varios días permanecimos con el mismo uniforme húmedo, con las botas cubierto de barro y con nuestro infaltable fusil FAL en la mano, en las noches durmiendo sobre hojarascas arrancados de los árboles que nos sirvieron como colchón, tapados con ponchos de jebe y plásticos, así soportamos los embates del oscuro cerrazón al pie de los inmensos árboles, de repente se nos presenta breve llovizna por lo que me arrinconé al pie de un árbol, sin rancho desde el día anterior, me encomendé a una pequeña cruz que en los días anteriores fabriqué con dos palos del lugar que los mantenía amarrado con una tira de un plástico viejo, siempre pensaba en Cristo.

Desde las tempranas horas habíamos soportado el incesante disparo de los lanzadores múltiples BM-21 y el bombardeo de la aviación ecuatoriana. Los monos “hueveros” nunca acertaron con sus disparos; los disparos de los BM - 21 desde las partes altas no causó ningún daño en el personal, cientos de granadas explosionaron en las faldas de los cerros circundantes, sus efectos fueron negativos debido a la densa vegetación. Así transcurrieron las primeras horas de la mañana, siendo las 09:30 horas, los rayos de la luz solar comenzó a cubrir el manto verde calentando el ambiente húmedo, y los resultados de los enfrentamientos también comenzaron a aparecer bajo la sombra de los árboles, un grupo de soldados sin zapatos bajaban desde de la zona del Helipuerto Tormenta cargando en una camilla rustica a un soldado fallecido y otro grupo trasladaba a los heridos a la UQM (Unidad Quirúrgica Médica) que se encontraba en las inmediaciones.

Y llegó el momento de la partida, ordenaron a equiparse, formamos, nos dijeron que el camino empinado era largo y sinuoso cubierto de mucho lodo que lo hacía muy difícil de transitar. Siendo las 10:30 horas, en un terreno barroso, las tres compañía de fusileros comenzaron a ascender, a cada paso se nos presentaban diversos tipos de obstáculos como los huecos bajo inmensas piedras y árboles caídos, superando todo tipo de inconvenientes lentamente llegamos a la cima del cerro que ya formaba como parte del sector Helipuerto Tormenta, donde hallamos terreno bombardeado por la aviación ecuatoriana, aunque algunos también comentaban que por error había sido bombardeado por un avión Canberra del Perú, lo cierto es que a 20 metros a la redonda todo había sido removido, no existían ni las raíces de los árboles, las piedras estaban calcinados, fue impresionante ver los efectos que deja una bomba de 300 kilos lanzado desde un avión, como es normal a muchos nos hacía pensar todos los peligros a que estábamos expuesto, pero de ninguna manera afectó la moral del soldado peruano. Siendo las 15:00 horas, bajo intenso sol y cielo azul, el grueso del personal del Batallón Contrasubversivo Nº 28 de Rioja, San Martín, llegó al cerro que se encuentra al frente de Puesto de Vigilancia ecuatoriano de Coangos, a este lugar los peruanos lo conocemos como el Helipuerto¨Tormenta”, cota 1274 y los ecuatorianos como la Base Norte.

En las inmediaciones del lugar bombardeado se encontraba un equipo de radio de alta frecuencia HF/BLU PRC 2200 (S) Tadiran, enterrado hasta la mitad, la gente decía que durante el bombardeo un soldado del Batallón Contrasubversivo Nº 314 de Huánuco había perdido dicho equipo de radio, no lo sacaban pensando que los ecuatorianos lo habían conectado a una mina y que al menor movimiento explotaría. Al soldado "cobra" que se desplazaba a mi retaguardia le ordené para que lo amarre con la soguilla de nylon de 25 metros que llevé en mi mochila, pensé sacarlo arrastrando, pero éste soldado se negó a cumplir la orden pensando en las minas; por ende, decidimos continuar la marcha, llegamos donde se encontraban instalados los tiradores de cohetes Strella (tiradores de lanza cohetes de misil tierra aire fabricado en Rusia). Desde la zona bombardeada ya se observaba con total claridad todo el Valle del Cenepa y sobre todo el PV ecuatoriano de Coangos, que prácticamente está en la misma cresta de la Cordillera del Cóndor, desde este lugar los ecuatorianos día y noche disparaban sus lanzadores múltiples BM-21, estos disparos solo asustaban por el gran ruido y las explosiones en las faldas de los cerros circundantes, ningún soldado peruano perdió la vida  por efectos de estos disparos, que normalmente era absorbidos por la densa vegetación. 

En un sector del Helipuerto Tormenta, cota 1274, se encontraba el (PCA) Puesto de Comando Avanzado del Batallón Contrasubversivo “Coronel Buenaventura Aguirre” Nº 314 que se había desplazado desde el departamento de Huánuco, donde llegué a conocer al Teniente Coronel de Infantería Lindo Zárate Javier, Comandante de dicho batallón. Helipuerto “Tormenta”, lugar donde la gran mayoría de combatientes abrimos los ojos para ver de cerca los peligros que se corría a cada instante, más aún cuando a manera de recibimiento los cañones y los lanzadores múltiples BM-21 del Ejército ecuatoriano comenzaron a “vomitar” cientos o tal vez miles de proyectiles desde diferentes direcciones con destino al Puesto de Vigilancia Nº 1 y con dirección al sector conocido como la "Ye". Aquella tarde soleada, cientos de granadas de los cañones y lanzadores múltiples del enemigo pasaron por encima de nuestras fuerzas, explosionaron en las partes altas de los cerros circundantes a los PV peruano, estos proyectiles disparados desde diferentes direcciones en horas del día eran invisibles, pero en las horas de la noche se les veía con total claridad, se desplazaban echando chispas que al explosionar producían ruido ensordecedor, estos disparos nunca llegaron a los objetivos que ellos deseaban.

Después del desastre de 1981, los ecuatorianos para esta ocasión se habían preparado bien en el mismo terreno, habían instalado buena defensa antiaérea, buena artillería y sus aviones de combate siempre ingresaron a nuestro espacio aéreo "como Pedro por su casa", sobre todo en las noches, quien no permaneció asustado escuchando la explosión de las bombas lazados por las naves de Ecuador; los resultados no mienten ellos derribaron cuatro aviones de combate y cinco helicópteros, en total perdimos nueve naves. Cuando llegué a conversar con el personal de Suboficiales del Batallón Contrasubversivo Nº 314 de Huánuco, que ya tenía más tiempo en este lugar, la gran mayoría decía que los ecuatorianos nos habían superado en el combate aéreo;  por ende, la situación se tornaba muy preocupante, porque el arma antiaérea Strella (lanza misil tierra aire) del año 1970 adquirido en Rusia ya se encontraba con obsolencia técnica, si lo comparamos con el lanza misil moderno tierra aire IGLA de Ecuador adquirido en Israel.

El Batallón Contrasubversivo Nº 28, contaba entre sus filas con personal de Tropa en su totalidad oriundos de la Selva. Llegando al lugar denominado como "Helipuerto Tormenta", cota 1274, bautizado por los ecuatorianos como la Base Norte, nos ubicamos a continuación del dispositivo izquierdo del Batallón Contrasubversivo N° 314 procedente del departamento de Huánuco. Recuerdo que fue una hermosa tarde caluroso y muy apacible; la densa vegetación como un manto verde descansaba en las altas cumbres abrazado por los efectos de rayos del sol; en las quebradas como un inmenso manto blanco, sinónimo de paz, también casi inmóvil plácidamente descansaba la densa neblina, entonces sentí paz y total tranquilidad interior, me senté y luego me recosté mirando con dirección hacía la cima del Puesto de Vigilancia Coangos de Ecuador, saqué mi binocular y pude observar que la bandera ecuatoriana flameaba con total tranquilidad, alrededor algunos soldados caminaban, a partir de ese momento comenzaron a reinar en mi cabeza muchas interrogantes, por ejemplo: ¿Por qué no se bombardeó dicho Puesto de Vigilancia del enemigo?”. El Puesto de Vigilancia Coangos de Ecuador, está ubicado en plena cresta de la Cordillera del Cóndor, cota 1666, entre territorio (P) y (E) desde allí se domina perfectamente todo el valle del Cenepa; por ende, Ecuador tenía ventaja en el terreno y porque no decirlo también en el emplazamiento de armas de largo alcance de artillería como los obuses, cañones y sobre todo sus lanzadores múltiples.

Las horas de la tarde transcurría con normalidad, en total silencio, en esas circunstancias el grueso del personal del Batallón, después de acondicionar el PCA (Puesto de Comando Avanzado), comenzaron a buscar abrigos y cubiertas para pasar la noche, luego algunos se agruparon, el tema de la conversación fue relacionado al problema de siempre, es decir el rancho, mientras otros también comenzaron a descansar. De repente la tranquilidad de la tarde se quebró, pues siendo las 17:20 horas aproximadamente, la tropa comenzó a gritar: “¡Avión! , ¡avión!, ¡avión!, ¡avión!”…a lo lejos se sentía el rugido del motor, algunos rápidamente nos pusimos de pie logrando ver que se aproximaba un avión subsonico A-37 ecuatoriano, ante tal situación lo único que hicimos fue encomendarnos a Dios, luego, en silencio corrimos hacia las cubiertas y abrigos que en sí no nos protegía más que de los tiros de fusiles, nada más, pero no del fuego de la artillería y mucho menos de los bombardeos de la aviación. Ya habíamos visto los efectos que deja una bomba de 300 kilos lanzado desde un avión, es por eso que muchos mostramos desesperación y pánico.

Desde el lugar donde nos encontrábamos, parcialmente se podía ver la ubicación de los tiradores de cohetes Strella; logré ver a un Técnico de la FAP quien corrió a toda velocidad desde su trinchera llevando consigo el lanza cohete, rápidamente trepó a un árbol y al llegar a la parte más alta buscó un campo de acción y esperó al avión ecuatoriano. La nave al llegar sobre nuestra ubicación acortó la velocidad y lanzó dos bombas que se fueron al otro lado del cerro, las mismos que explotaron sucesivamente, después del lanzamiento, el piloto sintiéndose exitoso procedió a retirarse con total tranquilidad, en ese momento en cuestión de segundos uno de los tiradores le soltó un misil, el cohete salió directo a la nave, casi logró impactarlo, entre mi dije: ¨Ya se jodió carajo, ya le pescó, ya le pescó¨, pero no, el piloto al darse cuenta, hizo una hábil maniobra haciendo zigzaguear a su nave repetidas veces, así logró esquivar el misil; cuando la ave levantó el vuelo ligeramente, el misil se desvaneció y se fue de picada al fondo de la quebrada, donde explotó. Pienso que, por el susto del momento, el piloto ecuatoriano guió su nave en acción desesperada hacía la quebrada, luego reaccionó para levantar el vuelo, desapareciendo por el sector del PV Coangos. En esta oportunidad el avión de combate ecuatoriano se salvó por gracia de Dios, pero a partir de ese momento los pilotos enemigos se dieron cuenta que nuestra defensa antiaérea estaba allí, para proteger el avance de nuestra gloriosa infantería entre la espesura de la selva. A las 18:20 horas apareció otro avión por la misma ruta y en la misma dirección, pero esta vez un poco más alto y a más velocidad, tal vez a dos mil metros de altura, soltó sus bombas, las mismas que cayeron lejos de nuestra ubicación, solo sentimos las explosiones, en seguida desapareció a gran velocidad por el sector Coangos; en esta oportunidad también los tiradores lo esperaron listos, pero la nave no entró a la zona de captura del misil, por lo que pienso que por razones técnicas no se efectuó el disparo.

El Batallón Contrasubversivo Nº 28 de Rioja, en su totalidad conformado por personal de Tropa oriundo de la selva, mal uniformados, todos portaban fusiles FAL modelo 1958 y modelo 1969, en su mayoría repotenciados y en mal estado, no hubo dotación de cascos de acero, las fornituras y las cananas también se encontraban en mal estado por el uso continuo durante los patrullajes en las Zonas de Emergencia durante los combates contra el personal del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso; faltó provisiones y apoyo oportuno con raciones de campaña, pero el personal de tropa Servicio Militar Obligatorio oriundo de la Selva siempre acostumbrado a la vida en el monte, soportaron todas las dificultades que se les presentaron durante los días en la zona de guerra, superando todo tipo de obstáculos demostraron ser buenos combatientes, lo que si fallan siempre son los que están detrás del soldado principalmente la clase política del país, ellos son los responsables directos como mandos supremos de las FFAA.

En aquellos tiempos los altos mandos, principalmente los del Ejército, Generales desleales a su tropa, se dedicaron a robarles parte de sus propinas y racionamientos, mientras ellos vivían involucrados en una serie de escándalos por casos de corrupción; los subalternos combatimos con armamento obsoleto, mal uniformado, sin casco, sin chaleco, con fornituras y cananas en mal estado y sin racionamiento, así permanecimos desde el primer día que ingresamos a la zona de guerra. Cuando finalizó el conflicto salimos con el rostro amarillento y con excesivo bajo de peso. No hubo descanso ni permiso para nadie, inmediatamente todos retornamos a nuestras respectivas Bases Contrasubversivas a continuar con las labores de siempre, es decir para continuar luchando contra los subversivos del PCP Sendero Luminoso. 

El día domingo 12 de febrero 1995siendo las 09:00 horas, 360 hombres del Batallón Contrasubversivo N° 28 de Rioja, formó con sus armas en la cota 1274, bautizado por los ecuatorianos como la Base Norte, aquel día no hubo rancho para nadie. De acuerdo a la decisión tomada por el señor Teniente Coronel de infantería Julio Celestino Chaparro Beraun (Comandante de Batallón), la Companía "A" de 120 hombres al mando del capitán de caballería Luis Guillermo Gonzales Morales, que en aquellos tiempos lo conocíamos con el seudónimo "Rodrigo" inició el desplazamiento, seguido por la Companía "C" de 120 hombres al  mando del Teniente de infantería Edwin Ramírez García conocido con el seudónimo "Marcelo" y cerró la columna la Companía "B" de 120 hombres (Reserva) al mando del capitán de seudónimo "Clavo" y teniente Javier Alba conocido como el "teniente Marte". Siendo las 09:30 horas los hombres en punta comenzaron a bajar lentamente por una trocha muy angosta y sinuosa que nos presentaba todo tipo de obstáculos, nuestro destino fue la Falsa Tiwinza, en esas circunstancias siendo las 16:20 horas en la cota 1232 nos emboscó el personal de la Brigada de Fuerzas Especiales N° 9 "Patria" de Ecuador, el combate duró 45 minutos, resultado de este enfrentamiento hubo seis soldados heridos por esquirlas de granadas de morteros.

El personal ecuatoriano bien camuflados dentro de la densa vegetación, en completo silencio y con paciencia, primero dejaron pasar a todo el personal peruano comandado por el capitán Luis Guillermo Gonzales Morales, cuando vieron que todo estaba a favor de ellos, de sorpresa iniciaron el ataque desde diferentes direcciones, pero ante la reacción del personal peruano, los ecuatorianos escaparon y abandonaron por completo la cota 1232.

Cuando se inició el combate, el personal de algunas patrullas de la Companía "C" corrieron hacia adelante para apoyar a la compañía “A”, mientras otros también corrieron hacia atrás replegándose a la parte alta, la companía "B" que se encontraba como la reserva al mando del capitán con seudónimo "Clavo" también permaneció atrás, no participó en el combate de aquella tarde porque el tipo de terreno no lo permitía, de esta manera las tres compañías se dividieron, dejando solo a la Primera Compañía enganchado con el enemigo. Dentro de la densa vegetación de inmensos árboles es difícil observar más allá de 20 a 30 metros, hecho que no me permitió percatarme cuando el personal de tropa bajo mi comando había retrocedido, replegándose a la parte alta de mi retaguardia. Cuando escuché el primer disparo me quedé en el mismo sitio con dos soldados de la patrulla que me antecedía, dicho personal pertenecía a la Companía del capitán “Rodrigo”, los tres permanecimos en el mismo lugar en la posición de tirador tendido, en esas circunstancias detecté en el sector del lado Oeste de mi ubicación a una distancia de 150 metros aproximadamente, en una pendiente pronunciada cubierto de poca vegetación a dos hombres utilizando traje Guillie o Yowie que es una prenda especial para camuflarse entre los árboles que normalmente es utilizado por franco tiradores de las Fuerzas Especiales, estos combatientes se movieron rápidamente de atrás hacia adelante, quienes se ubicaron detrás de dos árboles caídos de gran grosor cubierto de malezas de mediana altura, luego por las circunstancia del combate les perdí de vista, dos minutos me olvidé de ellos.

Los minutos avanzaban, el momento era muy tenso; más abajo, dentro del monte, se intensificó el combate, había disparos de fusiles, morteros y lanza cohetes RPG por todo lado; el sector donde permanecí en la posición de tirador tendido acompañado por dos soldados se mantuvo en total silencio, en ese momento sospechando de la presencia de posibles franco tiradores emboscados del enemigo decidí disparar en ráfaga a la ubicación de los hombres con traje Guillie; pero de sorpresa, como si fuera un fantasma, por mi retaguardia apareció un individuo desconocido y se interpuso cogiéndome el hombro derecho, quien no se dejó ver su rostro y me dijo: ”No dispares, más bien hay que bajar para reforzar al capitán Rodrigo”; todo fue en cuestión de segundos, luego este personaje se fué corriendo por la bajada y desapareció entre los árboles por las inmediaciones del riachuelo, vestía el mismo uniforme de los soldados del Perú; no sé si fue un fantasma o una persona real, pero más pienso que fue el fantasma de los soldados por fallecer o de los fallecidos; los fantasmas existen, cuando tenía la edad de seis años se me presentó, durante el patrullaje en Urpay, Pataz también se me presentó en el año de 1993, estos seres en los tres casos me han salvado de la muerte.

Los combatientes con traje Guillie que había visto en mi flanco izquierdo habían sido dos francotiradores de las tropas de Ecuador, ellos habían detectado mi presencia y de los soldados que se encontraban más abajo de mi ubicación; ergo, comenzaron a disparar en ráfagas a la ubicación nuestra, en ese momento las balas caían a centímetros de mi ubicación, levantaban tierra por todo lado y hacían pedazos a los troncos en las inmediaciones de mi posición, si no es por la protección del tronco del árbol grueso con seguridad perdía la vida, ya no había tiempo para pensar, yo llevé un fusil FAL con dos cacerinas piezadas ambos contenían 40 cartuchos, el fusil siempre la mantuve cargada con el selector de tiro en (R), la pasé a la posición (A); de igual modo le solté una ráfaga de 40 disparos, los dos soldados que estaban a unos metros más abajo también dispararon en ráfagas a ese mismo objetivo, el intercambio de disparos fue espectacular, jamás imaginé vivir esos momentos tan cruciales como aquella tarde. Después de intensos disparos en ráfaga de ambas fuerzas, entramos en silencio, circunstancias que decidí cambiar de abrigo (en termino militar, el abrigo es el terreno que te protege de la vista y del fuego enemigo); ergo, sintiéndome inseguro en el lugar donde me encontraba decidí salir hacia atrás para ubicarme detrás de un pequeño morro; corrí a dicho lugar, donde al sobrepasar un montículo caí en un pantano en forma de pozo profundo cubierto de pasto verde que me confundió por aparentar como si fuera un terreno firme y casi me oculta, me arrastré totalmente asustado y salí mojado cubierto de barro negro, así logré ubicarme entre el morro y un tronco grueso, allí me quedé muy pensativo y totalmente asustado, procedí a cambiar la cacerina, nuevamente disparé al mismo sector, pero esta vez solamente en la posición de tiro por tiro “R”, así permanecimos aproximadamente media hora, los tiros iban y venían para extinguirse a medida que pasaban los minutos. Al no tener respuesta a nuestros disparos, quedamos en completo silencio, los monos también permanecieron en total silencio, quién sabe tal vez murieron o simplemente ya no quisieron responder, por precaución permanecimos en el mismo lugar en completo silencio siempre en posición de tirador tendido. Mientras más al fondo el grueso de ambas fuerzas que habían mostrado la potencia de sus armas de fuego también comenzaron a disminuir los disparos, de los nuestros lo que más recuerdo es el tiro ensordecedor de los lanzacohetes ruso RPG, el impacto de las granadas de este arma sacudía todo el cerro produciendo un ruido fuerte que originaba inmenso eco entre los cerros circundantes cubierto de árboles. Estando aun en la posición de tirador tendido le pregunté a los dos soldados, diciendo: "¿Dónde está la gente?" uno de ellos me dijo: “Todos están abajo con el capitán Rodrigo”; por ende, en el acto nos levantamos y corrimos agazapados aproximadamente 200 metros de largo, ingresamos a un callejón (entre dos pequeñas elevaciones) por donde también baja un riachuelo, descendimos por un camino que ya no era trocha, este era un camino afirmado y antiguo, por donde siempre habrían transitado las patrullas, en las inmediaciones habían inmensas piedras que nos ocultaban muy bien de la vista y del fuego enemigo, este riachuelo en bajada cada cierto tramo mostraba unos pozos profundos. Avanzando siempre por el mismo camino, en el trayecto encontramos prendas y granadas abandonadas que pertenecían a nuestras tropas, esparcidas en las inmediaciones, había mochilas con todo su contenido, gorras, pasamontañas, granadas de fusil, cacerinas, etc. Junto a un pozo, al pie de una piedra encontramos también prendas camufladas de un soldado ecuatoriano. Tanto las tropas peruanas como las ecuatorianas en el fragor del combate dejaron muchas prendas, partes del equipo, cacerinas y granadas.

Aquella tarde, finalizado el combate las tres Companías de fusileros del Batallón Contrasubversivo N° 28 de Rioja se dispersaron, quedamos totalmente divididos, la mayoría de las patrullas utilizando otra trocha habían retornado al PC ubicado en la cota 1274 "Helipuerto Tormenta", algunos quedaron perdidos en las inmediaciones del lugar donde ocurrió la emboscada; en esos momentos de peligro yo permanecí perdido acompañado por dos soldados que no eran de mi patrulla, todo era un silencio sepulcral, con ellos caminé dentro de la trocha pantanosa con dirección Norte un aproximado de 700 metros, solamente se veía inmensos árboles por todo lado, siempre en bajada ingresamos a un callejón barroso y logré ver un rio, este habría sido el río Cenepa, sin querer queriendo casi llegamos hasta las puertas de las tropas ecuatorianas; no medí el peligro y los dos soldados también calladitos me siguieron, nada me sugirieron, nos salvamos de una muerte seguro o de ser tomados prisioneros; pero gracias a Dios reaccioné, en el acto dimos la media vuelta, procedimos a regresar por la misma trocha, en esa circunstancias cuando ya se oscurecía, de casualidad levanté la mirada hacía mi flanco izquierdo y logré ver a un grupo de soldados que con mucha dificultad subían por una pendiente barroso, viéndolos sentimos inmensa alegría, a ellos le reconocimos por el color del uniforme, pasamos el riachuelo y  procedimos a subir por el mismo lugar guiados por las huellas de botas de jebe de ellos, pues había mucho miedo a las minas antipersonal sembrado en la mayoría de las trochas por las tropas de Ecuador. Llegando a la parte alta le encontré sentado muy preocupado al alférez de caballería Froilán Mesías Marino, conocido con el seudónimo “Zeus”, quien también se encontraba perdido con 13 hombres de su patrulla, me junté con él y aquella noche pernoctamos en la cota 1232, abandonado recientemente por las tropas del ejército enemigo, donde habían dejado trampas con granadas fabricado en Rusia en el año de 1977, es un artefacto feo que tiene la forma de una pequeña papaya verde, en el lugar también se halló latas de atún en cantidad y plásticos de galletas consumidos por las tropas de Ecuador.

El alférez Zeus, en el acto me preguntó ¨¿Diego, donde está la gente del capitán Rodrigo?”, mi respuesta fue: ¨Por seguir los pasos de él guiado por las huellas de su patrulla también me he perdido, hemos llegado cerca de un rio, como no hay nadie, optamos por regresar, gracias a Dios he logrado ubicarte, ahora por lo menos ya somos 17 combatientes¨. Con este Oficial de caballería novato laboré durante cinco (05) meses consecutivos, desde el mes de junio al mes de octubre de 1994 en la Base Contrasubversivo del distrito de Agua Blanca, provincia de "El Dorado", San Martín, varias veces habíamos patrullado juntos en el sector de Mina de Sal (cerro al sur del distrito de Agua Blanca), distrito de Rejis, San Francisco, Saposoa, Santa Rosa, Fausa Lamista, Fausa Sapina, Bellavista, Alto Saposoa,etc.

En la cota 1232, Valle del Cenepa, siendo las 19:30 horas la oscuridad era total, en esas circunstancias el alférez "Zeus" me ordenó para ubicar a la tropa en parejas a 50 metros a la redonda, a lo que me negué por la  intensa oscuridad, el oficial me dijo: “A mi déjame con dos hombres y con el resto vete hacía atrás”, pues bien, no me moví para nada aduciendo que caminar en la noche en un terreno abandonado recientemente por el enemigo era muy peligroso, le dije: "no puedo arriesgar la vida de la tropa", concluí replicando su orden; entonces el oficial se quedó callado, quien después de algunos minutos de silencio se quedó dormido profundamente, en esos momentos yo cogí mi puñal y entre dos troncos de árboles de gran grosor abrí una zanja, tendí ramas y el plástico azul que me regaló una señora en el caserío de Imazita en Mesones Muro el 7 de febrero de 1995, mi uniforme estaba totalmente húmeda, los borceguíes y las medias también, así me acomodé en la pequeña zanja, todos se quedaron dormidos; en las inmediaciones también la tropa comenzó a roncar; profundamente dormidos algunos soldados hablaban, otros gritaban por la constante pesadilla, a más de tres les escuché que gritaban dormidos casi toda la noche; mientras, yo permanecí despierto casi toda la noche cavilando sobre mi vida, todo pasaba por mi mente, todos mis recuerdos desde mi niñez hasta esos instantes, como si fuera una serie de imágenes fotográficas, todo mi pasado se proyectaba con total claridad en mi cerebro, en esa noche pensé constantemente en mi hermano Augusto Epifanio que había desaparecido en el mes de setiembre de 1991 en el distrito de Congas, provincia de Ocros, en el departamento de Ancash, pensaba en mis padres y hermanos, pensaba en el último baile en una de las discotecas de Yurimaguas el domingo 5 de febrero, al final reiteradas veces me pregunté en el silencio de la noche: "¿Qué hago en este lugar dónde mi vida peligra?, si bien es cierto que en ese momento como soldado tenía el deber y la obligación moral de defender a la soberanía del Perú, pero como humano al verme perdido con pocos compañeros, sin rancho, sin medios de comunicaciones, sin medicamentos, creo que cualquiera no se sentiría feliz.

Aquella noche más que nunca pensé en Cristo y en mis difuntos; en la madrugada mediante el sueño presagié todo lo relacionado al combate del día lunes 13 de febrero. En la madrugada como a las 03:00 horas me quedé dormido profundamente, “soñé que me cubría una inmensa oscuridad partido por el medio por unos rayos de luz brillante, pero luego la oscuridad se alejaba lentamente y había más luz, veía al personal de Tropa transpirar aceite negro, mientras a mí me caían gotas de lluvia negra”. Siendo las seis de la mañana del inolvidable día 13, una mañana media nublada, me desperté muy asustado, me senté y me quedé pensando largo rato, ya sabía que algo malo nos sucedería en el transcurso del día, pero tenía la confianza que el peligro se superaría por gracia de Dios; con ese pensamiento puesto en la cabeza me puse de pie, con el mismo uniforme y sin rancho. Reinicie nuevamente la conversación con el alférez de caballería ¨Zeus¨, dando la iniciativa le dije: "Mi alférez, ayer el personal de la Compañía “C” al mando del teniente de infantería "Marcelo" se quedó arriba aproximadamente a 800 metros, voy a ir con un par de mensajeros para ubicarlos, enseguida retornamos"; pero este oficial se puso a pensar algunos segundos y me dijo: “No”, como oficial subalterno sin experiencia, sentía mucho miedo y además no tenía iniciativa para organizar al personal de tropa para actuar en este tipo de situaciones frente al enemigo.

En la tarde del domingo 5 de febrero cuando organizaron las patrullas en el distrito de Yurimaguas, el Técnico de 3ra OC Cornejo Cuelles Hildebrando, conocido con el seudónimo  “Hernando” aducía tener múltiples problemas familiares y con esos argumentos se negó participar en el conflicto con Ecuador, en ese momento yo me ofrecí como voluntario y lo reemplacé por obligación moral para no abandonar a la Tropa de la Base Contrasubversiva del distrito de Pelejo que en su totalidad estaban nombrados para ir al Valle del Cenepa, pero luego estando adentro “enganchado” con el enemigo lo lamenté mucho, sobre todo durante las noches, es decir me arrepentí de todo.

El día lunes 13 de febrero, en la cota 1232, siendo las 08:00 horas, una mañana nublada, reinaba el silencio, 17 combatientes estábamos perdidos en las profundidades del Valle del Cenepa; muy preocupados enviamos tres mensajeros para ubicar al personal de la Reserva, porque presumíamos que se encontraban en las faldas del cerro. Los tres mensajeros comenzaron a recorrer por el mismo camino que recorrimos en la tarde anterior, con la finalidad de encontrar al personal bajo el comando del teniente de infantería Ramírez García Edwin "Marcelo" y al personal de la Reserva, entre los mensajeros se encontraban los dos soldados que me acompañó en el combate del día anterior, mientras yo me quedé conversando con el alférez de caballería “Zeus”, narrando detalladamente los acontecimientos del día anterior, a manera de comentario le dije: "Ayer  el personal de la Compañía “C” bajaba por la trocha pero cuando comenzó el combate retrocedieron hacia la parte alta, deben permanecer cerca al lugar donde ayer me enfrenté a dos soldados ecuatorianos que posiblemente hayan sido francotiradores o vigías, ellos se encontraban cubiertos con camuflajes especiales Guillie o Yowie que es una prenda muy especial para camuflarse entre los árboles, este personal se movió rápidamente de atrás hacia adelante y nos dispararon intensamente ráfagas de ametralladoras, pero me parece que han muerto pues durante el intercambio de fusilerías se quedaron en silencio total, enseguida hemos bajado tratando de encontrar a las tropas del capitán Rodrigo, abajo cerca al riachuelo hay muchas prendas y granadas de nuestras tropas que están esparcidas en el camino, además hay una prenda camuflada, le dije ¿puedo enviar a un par de soldados para recoger todo?" a lo que el oficial me contestó: Dijo “no, puede haber minas”, así transcurría la mañana, ligeramente soleada, el oficial me decía: “Diego, la tropa de Ecuador está utilizando uniforme camuflado tipo selva y además esos dos soldados ecuatorianos con quienes te enfrentaste ayer seguramente han sido hombres vigía o francotiradores, ellos utilizan camuflajes especiales modelo Guillie para mimetizarse, has tenido la suerte de verlos, porque a estos no se les ve en el monte”. En ese momento yo sentía cierta desconfianza hacía este oficial muy novato, entre mí decía: "Como venganza en estas situaciones puede atentar contra mi persona, pues cuando estuvimos en la Base Contrasubversiva del distrito de Agua Blanca, provincia de "El Dorado", San Martín, hubo ciertos problemas con el narcotráfico¨, el Capitán Jefe de la Base, este alférez y un Técnico, habían caído ante la Inspectoría y Fiscalía por estar involucrados y coludidos con los narcotraficantes colombianos y peruanos, yo como testigo a los tres desleales les hundí.

Cuando nos encontrábamos en una amena conversación siendo las 10:20 horas, repentinamente aparecieron los tres mensajeros, solos y muy asustados, al verlos que se aproximaban sentí amargura, llegaron sudorosos; inmediatamente les dije: ¨¿Dónde está la gente?¨, se limitaron a decirme que no hay nadie, uno de ellos dijo: "Hemos subido hasta llegar a la pampa donde ayer descansamos y no hay nadie", esa respuesta me preocupó, el oficial también me miraba preocupado, pero yo con más tono enérgico, presumiendo que por miedo me estaban engañando, les dije:  "Ahora pediré cuatro voluntarios con el grado de sargento y ellos irán, estoy seguro que cumplirán la misión", así fue, pedí cuatro sargentos voluntarios, ellos inmediatamente dijeron: "¡Presente!, ¡presente!, ¡presente!¨, les envié dándoles las indicaciones precisas del caso, uno de ellos dijo: “Por esta loma se puede cortar el camino”, a lo que repliqué: "No, tiene que ser por abajo porque hay mejor abrigo y cubierta", entonces procedieron a bajar hacía el riachuelo para recorrer por el mismo camino. Aprovechando esos momentos al oficial "Zeus" le dije: "Mi alférez, creo que después del combate del día de ayer la mayoría de nuestro personal se ha replegado hacia el helipuerto ¨Tormenta” cota 1274 ¿ nosotros qué hacemos acá? tenemos que salir, no se descarta que los “monos” se reorganicen para volver con más fuerza a este mismo lugar donde por los medios probatorios que hemos encontrado como las granadas, latas de atún y plásticos de galletas, son pruebas que ellos por varios días han permanecido en esta zona; con 17 hombres permanecer así es muy peligroso", a lo que el oficial me dijo: “Si los mensajeros nuevamente regresan con el resultado negativo, no hay vuelta que dar, tendré que ordenar la retirada por el mismo lugar que ingresamos”, obviamente había mucha angustia, entonces le dije al oficial: ¨Ahora el asunto es como salir, que tal si los ”monos” nos han cerrado la salida y usted dice una retirada por el mismo camino¨; todo eso discutíamos repetidas veces, cuando alguien de sorpresa dio gritos de: ¨¡Vienen!, ¡vienen!, ¡vienen! mi alférez¨, ante el aviso, rápidamente nos pusimos de pie presagiando de la presencia del enemigo; para suerte nuestra siendo las 11:00 horas aproximadamente, logramos ver a los primeros hombres de las diferentes patrullas que se habían agrupado bajo el comando del capitán de Artillería Luís Alberto Cruz Ruiz, conocido como el seudónimo "Joel", quienes lentamente bajaban en columnas con un efectivo de 69 combatientes reunidos de diferentes patrullas dispersos en la tarde anterior, al verlos sentimos inmensa alegría, ellos cruzaron el riachuelo, siendo uno los primeros en llegar fue el aludido capitán, quien recibió un saludo efusivo del alférez; la tropa también ocupó el mismo lugar donde nos encontrábamos, además llegaron el teniente de Infantería Marco Antonio Morán González, conocido como el seudónimo “Franco”, un alférez recién egresado de la Escuela Militar de Chorrillos de tez trigueña que le decían ¨El quijadón”, también llegaron los suboficiales Juan Torres Pascacio conocido como  “Mercurio”, suboficial Daniel Haro Cayetano, conocido como “Rodolfo”, suboficial Manuel Torres Castillo, conocido como  “Calin”, suboficial Rudiary Correa Córdova, conocido como  “Marco” y otros.

Siendo las 11:15. horas terminó de arribar todo el personal, todos permanecimos sentados al borde del acantilado cerca al riachuelo. Cuando nos juntamos con el personal que bajó con el capitán Cruz en ese grupo también llegó algunos soldados de mi patrulla que se había perdido el día anterior, uno de ellos fue el soldado "Cobra" quien me dijo, "mi suboficial, ayer en la tarde, cuando se inició el combate muchos nos replegamos al lugar donde descansamos, desde ese lugar observamos a muchos hombres con casco de acero y con uniforme camuflado, están detrás de esta loma, estaban cerca de nosotros, no le hemos disparado pensando que eran los Comandos del Ejército peruano". El personal con uniforme camuflado que había visto el soldado "Cobra", con certeza era la tropa del ejército ecuatoriano y se encontraban detrás del pequeño cerro del lado Este, se encontraban muy cerca de nuestra ubicación, con esta información le sugerí al capitán "Joel" para hacer un reconocimiento al cerro del lado Este, antes que ellos ubiquen a sus fusileros y sus morteros de 60 mm. Desde el momento que ocupé la cota 1232 siempre tuve desconfianza hacía el sector del cerro circundante del flaco derecho, ante la negativa de hacer un reconocimiento, como otra alternativa le sugerí al capitán para hacer disparos con el lanzacohetes RPG y con la MAG de igual modo no me hizo caso. Todo el personal en completo desorden, confiados que los ecuatorianos se habían escapado con el rabo entre las piernas, reunidos los 86 combatientes de diferentes Companías y patrullas: 69 hombres del capitán "Joel", 14 hombres del alférez Zeus y 03 hombres de este su humilde servidor; permanecimos sentados en un terreno que había abandonado el enemigo, estábamos a la vista de todos, totalmente desprevenidos.

Finalizado la reunión cerca al acantilado, siendo las 11:40 horas, el capitán Cruz nos ordenó para ocupar el sector en forma circular, a mí me envió hacia el otro extremo, en esas circunstancia de tranquilidad le ordené al cabo SMO "Django" para que preparé el terreno cerca al acantilado para instalar el equipo de radio de Alta Frecuencia Thomson TRC 340, solo en Rad Sil, cuando estábamos en ese ajetreo de orientar la antena comenzó el ataque de las Tropas de Ecuador. Siendo las 11:45 horas en la parte alta del cerro del lado Este, dentro de inmensos árboles se escuchó el sonido característico de disparos de morteros de 60 mm., inmediatamente cayeron los primeros cuatro proyectiles a 12 metros del lugar donde me encontraba, así mismo  las ráfagas de fusiles y ametralladoras comenzaron a salir de todas las direcciones, esto originó pánico total en todo el personal. El combate me sorprendió sin fusil y sin la mochila, en ese momento también lleno de pánico me arrinconé al pie de un árbol grueso que se hallaba cerca al acantilado, pero luego dije: "¿Qué hago aquí sin fusil?", entonces decidí correr hasta el otro extremo lugar donde estaba todo mi equipaje y el fusil FAL, mientras las balas del enemigo y de los nuestros cruzaban de un lado a otro, pero los inmensos árboles de todo tipo de grosor nos protegían con total eficacia de los disparos del armamento menor como los fusiles HK y ametralladoras con cartuchos de 5.56 de los ecuatorianos. En esas circunstancias de combate, rápidamente me coloqué la fornitura, la mochila, agarré mi fusil y corrí nuevamente al sector cerca al acantilado, al pie del mismo árbol me quedé parado bien adherido de espalda, pasaban los minutos me limité a mirar lo que sucedía en mis inmediaciones, no podía disparar a las posiciones del enemigo, en esas circunstancia me animé a voltear a la derecha y comencé a dar gritos hacía el cerro pensando que por confusión nos enfrentábamos con nuestras propias fuerzas con la gente del Mayor de Infantería Velit Sánchez Luís Enrique, conocido como el mayor “Wily”, dije: ¨ ¡Mayor Wily!, ¡Mayor Wily!, ¡Mayor Wily!,…somos del ejército peruano, no disparen somos del ejército peruano¨, repetidas veces grité, luego me di cuenta que estábamos siendo atacados por las tropas de Ecuador. Los fusiles ecuatorianos de calibre 5.56 mm emitían un sonido de baja intensidad en comparación con los fusiles peruanos FAL de calibre 7.62 mm, que es muy fuerte. Presumo que los soldados “monos” desde las tempranas horas nos habrían visto desprevenidos, con tiempo ubicaron y prepararon bien sus morteros, el tiro les salió perfecto, conocían perfectamente el empleo de los morteros de 60 mm, hasta ocho minutos antes del inicio de combate, todos habíamos permanecido sentados en el sector cerca al acantilado, justamente los morteristas ecuatorianos habían reglado sus tiros a este lugar, lo único que fallaron fue en la demora, porque sus disparos llegaron al mismo sitio, cuando ya nos habíamos dispersado, sino cuántas bajas nos hubiera causado, tal vez para la historia hubiera sido el lunes negro aquel 13 de febrero, de cuantos muertos hubiéramos hablado.

Siempre de pie y adherido de espalda al árbol grueso, observé a los oficiales que se encontraban tendidos en el suelo en el mismo lugar de siempre, sin equipo y sin armamento, no reaccionaron para nada; en el sector del acantilado había como quince hombres de tropa, ellos dentro del pánico disparaban sus fusiles sin disciplina de fuego al otro sector donde también estaba personal peruano, así en viceversa, no había quien dirija, todo fue un desorden total, los ecuatorianos nos había sorprendido totalmente desprevenidos por negligencia del capitán de artillería Cruz Ruiz, en esas circunstancias me acuerdo que me habían contado que algunas ametralladoras del ejército de Ecuador disparaban emitiendo un sonido tipo “canchita”, entonces al personal de tropa del sector donde me encontraba le ordené dar media vuelta y disparar hacía el cerro: ¨Allá están los “monos”¨- les dije- disparen, disparen¨, les grité, ellos así lo hicieron, dispararon todos en ráfaga, pero solo como acto intimidatorio porque a los "monos" no se les veía, estaban bajo tierra tapados con ramas de árboles, sacaban la cabeza disparaba y luego se ocultaban. Los cuatro morteristas del enemigo continuaron disparando al mismo lugar, fue incontable la cantidad de tiros que llegó al sector del acantilado, gracias a Dios el reglaje original no lo variaron para nada, en ángulo ni dirección, en cada explosión solo se veían inmensas llamaradas de fuego, las esquirlas de una de las granadas de morteros le sacó el hombro derecho y el antebrazo al Sargento 2do Inocente Vásquez, en la parte afectada se veía inmenso hueco y rápidamente comenzó a salir cantidad de sangre, así mortalmente herido caminó con dirección al riachuelo, ayudado por su fusil que le servía como un bastón, dos veces dio vivas al Perú y en seguida pedía perdón por todo lo hecho en su vida a su madre, dijo: “Por mi patria, por el Perú estoy aquí madrecita, perdóname por todo, perdóname, perdóname ¡viva el Perú!, ¡viva el Perú!", luego al ingresar dentro de unas malezas se cayó, pues sus piernas ya no tenían suficientes fuerzas, después de corto agonía expiro.

Viendo la cantidad de heridos que se incrementaba en el transcurso del combate y como no había reacción del personal de oficiales para revertir este mal momento, miré a todo lado buscando mejor abrigo que me permitiera disparar hacia el cerro del sector Este, por ende corrí en la  pendiente para ubicarme detrás de un árbol grueso que se encontraba tendido horizontalmente, en esas circunstancias en las inmediaciones cayeron cuatro granadas de morteros, las ondas de la explosión me hicieron volar hacia el acantilado dejándome sonámbulo; al ponerme de pie no recordaba nada, al recobrar los sentidos me di cuenta que mi fusil no lo había soltado para nada, en esa caída  la palanca de armar del fusil me fracturó el 5to metacarpiano de la mano izquierda, ingresando también una pequeña astilla de madera en el dorso de la misma mano. Me acomodé la mochila, sonámbulo procedí a subir para ubicarme nuevamente al pie del árbol grueso (ubicación inicial), en ese momento cayeron más granadas de morteros y sentí un golpe como si me hubiera impactado una pedrada en el omóplato (fue un golpe fuerte), luego sentí que me quemaba adentro a la altura de la tetilla izquierdo, el ardor fue tan fuerte, me desesperé, tres o cuatro veces revise mi pecho pero todo estaba bien, entonces coloqué mi mano derecha hacia el omóplato izquierdo llegando a tocar primero la sangre caliente que ya había sobrepasado mis talones, más arriba mi polo estaba roto en forma de zeta donde localicé un orificio grande por donde había ingresado esquirlas de granadas de morteros de 60 mm de diversos tamaños, si me hubiera impactado en la columna estaría invalido, si me hubiera impactado en la cabeza hubiera muerto, pero gracias a Dios solamente había perforado una zona blanda del omóplato, que en nada complicó mi curación. El árbol grueso como mudo testigo de dicho acontecimiento me cobijo aproximadamente una hora, cuando se silenciaron los fusiles, viendo que todo estaba perdido, bajé corriendo el acantilado para cruzar el riachuelo con la finalidad de realizar un contra ataque, en instantes cuatro soldado me siguieron, nuevamente la fusilería se intensificó en el sector, obligándome a correr hacia mi flanco izquierdo, salté a un pozo profundo, donde el agua me llegaba hasta la garganta, atrás mío también saltaron cuatro soldados, con ellos estuve metido en el pozo muy asustados y sangrando por un lapso de quince minutos; en esos momentos una bala impactó en una de las piedras que nos protegía, casi a medio metro y se desvió originando un "silbido", ese disparo aún más nos asustó, pensando estar rodeados por el enemigo, por instantes  a fin de no delatar mi grado en caso de caer prisionero de guerra intenté arrojar mi cámara fotográfica con su estuche, donde también tenía mil ochocientos nuevos soles (S/ 1,800.00), carnet de identidad personal (CIP), tres rollos con tomas fotográficas y pilas de repuesto, pero no lo hice, gracias a Dios los minutos pasaron y todo se normalizó. Cuando se terminó los disparos, procedimos a salir del pozo para reunir a todos los heridos que podían caminar; hallé entre los arbustos el cadáver del sargento 2do moyobambino de nacimiento Inocente Nicolás Vásquez Gonzales en posición de cubito ventral y con la cabeza con dirección al riachuelo, sus pies se encontraban enganchados entre las malezas, lo arrastré unos metros abajo a un lugar despejado donde lo dejé en posición horizontal boca arriba, le coloqué su fusil sobre su pecho; mientras me encontraba en estos ajetreos el personal de oficiales y suboficiales aún permanecían en sus cubiertas y abrigos en la posición de cuerpo a tierra, entonces procedí la retirada con todos los heridos presentes que en total sumaban 27, entre clases y soldados.

La mayoría de los heridos se encontraban bajo mi comando, logrando salir de la zona de peligro nuevamente pasamos por el mismo lugar donde me había enfrentado con los “monos con el camuflaje Guillie” en la tarde anterior, unos metros más arriba le encontré al Teniente de Infantería Edwin Ramírez García (Marcelo) y un suboficial enfermero, quien apenas tenía su bolsón de primeros auxilios con pocos medicamentos, el enfermero al ver a tantos heridos no supo ni que hacer, la tropa en su mayoría se quejaba de mucho dolor, solo unos cuantos recibieron atención de emergencia, en ese momento el teniente me dijo:  “Diego, ya estas jodido, como el más antiguo procede a sacar a todos los heridos con destino al PCA ubicado en el helipuerto Tormenta”, se contó  en total 27 heridos de Tropa los mismos que presentaban diversas heridas en el cuerpo por esquirlas de granadas de morteros, pero después los heridos se incrementaron aún más, inclusive el suboficial de 1ra enfermero militar Juan Torres Pascasio, conocido con el seudónimo de “Mercurio” había recibido un balazo en la pierna, a él lo sacaron con mucha dificultad; este suboficial actualmente se encuentra en el Cuerpo General de Inválidos del Ejército, (CGI).

Finalizado el combate a pesar del intenso dolor en mi axila izquierda y con el brazo totalmente “muerto”, en las inmediaciones del riachuelo reuní al personal de heridos que podían caminar, con ellos salí ayudándonos unos a otros. En la subida hemos “rampado”, de pozo en pozo para ocultarnos de la vista y fuego del enemigo, pero aun así los "monos" nos dispararon aproximadamente 10 minutos, a lo que el personal estando herido les respondió con decisión y valor; en si no sabíamos si la retirada era buena, pero nosotros seguíamos saliendo, en ese momento sentía un dolor intenso en mi axila izquierdo y todo mi brazo estaba como anestesiado, la sangre seguía saliendo, instantes que cuando padecía para subir de un pozo un soldado me dice "mi suboficial le ayudo con llevar su fusil", se la entregué, pero cuando llegamos al lugar donde estaba el teniente "Marcelo" me dice "mi suboficial me olvidé su fusil abajo", entre mi dije ¿ahora, que hago sin fusil?, yo no sabía dónde lo había dejado, cuando le dije para regresar los dos, este soldado se armó de valor y me dijo: "Mi suboficial yo soy responsable y se fue corriendo y lo trajo, sin novedad", pero de todas maneras me asusté. Saliendo desde la zona de combate hasta el lugar donde se encontraba el teniente Edwin Ramírez García, es una ligera subida por donde baja un riachuelo que presenta pozos profundos de manera escalonado, en ese trayecto encontramos una camisa camuflada ensangrentada, un chaleco verde de buena calidad, una cinta de ametralladora de calibre 5.55 mm y otros objetos más abandonados por las tropas del ejército ecuatoriano; la tropa nuestra no lo desperdició, se lo llevaron como recuerdo, mientras yo no le di la debida importancia, el personal de tropa se lo llevó el chaleco, un poncho camuflado, la cinta de la ametralladora de pedazo en pedazo se repartieron. A mi retorno, estando en el Puesto de Vigilancia N° 1 al ver que algunos tenían sus recuerdos de Guerra, recién se me prendió el "foco", en ese momento entre mi dije, tengo que llevar algo como recuerdo; por ende, caminado entre la tropa por ahí conseguí un poncho de jebe camuflado, pequeña cinta de ametralladora de calibre 5.55, cuerdas y otros, ya estando en el cuartel "El Milagros" de la 5ta División de infantería de Selva en Bagua, viendo que un sargento del Batallón de Comandos "Comandante Espinar" N° 19 había traído un chaleco de la tropa de Ecuador, en ese momento después de observarlo detenidamente me lo acerqué y le dije "yo he dejado un chaleco idéntico en las inmediaciones del riachuelo en la cota 1232, lamento haberlo dejado, la que tienes vendérmelo para tenerlo como recuerdo", el sargento que se encontraba sin plata en el acto me lo vendió, ese chaleco lo tengo hasta la fecha.

2 comentarios:

  1. en que enfrentamiento lo hirieron a UD.

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  2. En el combate del 13 de febrero de 1995, en las inmediaciones de la falsa "Tiwinza" cota 1061, durante el enfrentamiento entre el personal del Batallón Contrasubversivo N° 28 Rioja y el personal de la Brigada de Fuerzas Especiales N° 9 "Patria" de Latacunga Ecuador.

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