Durante la Campaña Militar del
Alto Cenepa 1995, la Fuerza Aérea de Ecuador reiteradas veces violó el espacio
aéreo peruano, ellos siempre intentaron bombardear el Helipuerto ¨Tormenta”
cota 1274 que se encuentra dentro del territorio peruano delimitado, no demarcado,
perteneciente a la provincia de Condorcanqui, departamento de Amazonas.
La presencia de aviones de combate enemigo siempre causa miedo, eso es lo que temíamos más. Cuando comenzó el bombardeo en las inmediaciones del helipuerto “Tormenta”, los aviones iban y venían, en esas circunstancias sentimos la salida de un misil de cohete Strella disparado por los tiradores antiaéreos de la Fuerza Aérea y del Ejército, esta vez sí le habían pescado bien, los que vieron el disparo decían: “…que el cohete se había dirigido de frente hacía la nave y no le había soltado para nada”, tal es así que después de algunos minutos se escuchó dos explosiones que sacudió a todo el Valle de Cenepa.
Comentaban que aquella tarde habían derribado un K-FIR y un A-37 del enemigo, pero yo no puedo afirmar si fue uno o dos, a lo lejos solamente escuché el griterío llenó de entusiasmo, como si fuera un partido de fútbol, todo el personal nuestro que permanecía en la parte alta del helipuerto ¨Tormenta” daban, vivas y más vivas al Perú, como si estuviesen celebrando un gol de la selección peruana de fútbol.
Pasaron los momentos del bombardeo y nosotros continuamos con el desplazamiento en completo silencio; bajo la sombra de inmensos árboles descendimos lentamente entre pantanos y pequeños riachuelos que nunca faltan en este tipo de terrenos, llegando a una parte plana y abierta, descansamos aproximadamente media hora; siendo las 16:30 horas reiniciamos la marcha, en ese momento los hombres en punta de la Compañía “A” al mando del capitán de Caballería Luís Guillermo Gonzales Morales, conocido como el Capitán “Rodrigo” habían detectado la presencia del enemigo; nos habíamos metido a una zona de emboscada. La Compañía “C” estaba ubicada al centro, yo iba en la vanguardia de ésta, muy cerca de los elementos de retaguardia de la primera; en esas circunstancias repentinamente se detuvo la marcha, todo se silenció, por instinto habíamos adoptado la posición de tirador tendido. De adelante hacia atrás la tropa ordenaba guardar silencio total, y luego se inició el combate del 12 de febrero, narrado en otra página.
En la cota 1274, bautizado por los ecuatorianos como la Base Norte, se encontraba el
Puesto de Comando Avanzado de los Batallones Contrasubversivos N° 28 de Rioja, San Martín, Batallón Contrasubversivo N° 314 de Huánuco y la ubicación de los
tiradores de lanza cohetes Strella de fabricación Ruso; para ese fin de
sorpresa, el día 12 de febrero, aproximadamente al medio día, incursionaron un
grupo de aviones de combate de la Fuerza Aérea de Ecuador y procedieron a
bombardear dicho helipuerto; en esos momentos las tres Companías de fusileros y
los tiradores de lanzacohetes RPG del Batallón CS N° 28 nos encontrábamos en
pleno desplazamiento con destino a la cota 1232 ubicado en las inmediaciones de
la falsa Tiwinza cota 1061 Valle del Cenepa. El ruido de los aviones
ecuatorianos y las explosiones de las bombas en las inmediaciones nos
preocupaba, pero la marcha proseguía en un terreno pantanoso en las
profundidades del Valle de Cenepa, bajo la espesura de inmensos árboles.
La presencia de aviones de combate enemigo siempre causa miedo, eso es lo que temíamos más. Cuando comenzó el bombardeo en las inmediaciones del helipuerto “Tormenta”, los aviones iban y venían, en esas circunstancias sentimos la salida de un misil de cohete Strella disparado por los tiradores antiaéreos de la Fuerza Aérea y del Ejército, esta vez sí le habían pescado bien, los que vieron el disparo decían: “…que el cohete se había dirigido de frente hacía la nave y no le había soltado para nada”, tal es así que después de algunos minutos se escuchó dos explosiones que sacudió a todo el Valle de Cenepa.
Comentaban que aquella tarde habían derribado un K-FIR y un A-37 del enemigo, pero yo no puedo afirmar si fue uno o dos, a lo lejos solamente escuché el griterío llenó de entusiasmo, como si fuera un partido de fútbol, todo el personal nuestro que permanecía en la parte alta del helipuerto ¨Tormenta” daban, vivas y más vivas al Perú, como si estuviesen celebrando un gol de la selección peruana de fútbol.
Pasaron los momentos del bombardeo y nosotros continuamos con el desplazamiento en completo silencio; bajo la sombra de inmensos árboles descendimos lentamente entre pantanos y pequeños riachuelos que nunca faltan en este tipo de terrenos, llegando a una parte plana y abierta, descansamos aproximadamente media hora; siendo las 16:30 horas reiniciamos la marcha, en ese momento los hombres en punta de la Compañía “A” al mando del capitán de Caballería Luís Guillermo Gonzales Morales, conocido como el Capitán “Rodrigo” habían detectado la presencia del enemigo; nos habíamos metido a una zona de emboscada. La Compañía “C” estaba ubicada al centro, yo iba en la vanguardia de ésta, muy cerca de los elementos de retaguardia de la primera; en esas circunstancias repentinamente se detuvo la marcha, todo se silenció, por instinto habíamos adoptado la posición de tirador tendido. De adelante hacia atrás la tropa ordenaba guardar silencio total, y luego se inició el combate del 12 de febrero, narrado en otra página.
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